Marditah curianah

PAO-UNIFICADOPAOCastellano
Autor: José María De Benito
Norma: PAO-UNIFICADO
Marditah curianah

I güerbo a ehcuxallo. Ese sonío que retumba n’er texo. Esah pisáh de diminutah patah sobre mi cabeza.

I la beo, aí ehtá, apaeziendo d’un recobeco, corriendo d’un lao pa otro. Corro pa eya, la persigo i consigo atrapalla. Ya’htá en mih manoh, ya la tengo controlá, i sólo tengo qu’exalla p’ajuera una beh mah.

Pero no eh sufiziente, porque me doi la güerta i ya ai otra, otra mardita curiana. Boi pa eya, como jize con la otra, l’atrapo i la güerbo a lanzâ pa la caye.

Anque da iguâ, no importa cuantah exe, porque siempre güerben a entrâ. Son siempre lah mihmah, i con er tiempo, se leh unen mah.

Por mah qu’e tratao d’acabâ con eyah, lo único qu’e poío jazê eh ehpursallah brebemente pa ebitâ su ingrata compañía. I eh que por munxo que lo siga intentando, nunca podré librarme d’eyah d’una beh por toah; poh no son mah que frahmentoh d’un pasao que siempre ehtubo, ehtá i ehtará atormentando mi arma.

Autor: José María De Benito
Norma: PAO
Marditah curianah

I güerbo a ehcuxallo. Eze zonío que retumba n’er texo. Ezah pizáh de diminutah patah zobre mi cabeza.

I la beo, aí ehtá, apaeziendo d’un recobeco, corriendo d’un lao pa otro. Corro pa eya, la perzigo i conzigo atrapalla. Ya’htá en mih manoh, ya la tengo controlá, i zólo tengo qu’exalla p’ahuera una beh mah.

Pero no eh zufiziente, porque me doi la güerta i ya ai otra, otra mardita curiana. Boi pa eya, como hize con la otra, l’atrapo i la güerbo a lanzá pa la caye.

Anque da iguá, no importa cuantah exe, porque ziempre güerben a entrá. Zon ziempre lah mihmah, i con er tiempo, ze leh unen mah.

Por mah qu’e tratao d’acabá con eyah, lo único qu’e poío hazé eh ehpurzallah brebemente pa ebitá zu ingrata compañía. I eh que por munxo que lo ziga intentando, nunca podré librarme d’eyah d’una beh por toah; poh no zon mah que frahmentoh d’un pazao que ziempre ehtubo, ehtá i ehtará atormentando mi arma.

Autor: José María De Benito
Idioma: Castellano
Malditas cucarachas

Y vuelvo a escucharlo. Ese sonido que retumba en el techo. Esas pisadas de diminutas patas sobre mi cabeza.

Y la veo, ahí está, apareciendo de un recoveco, corriendo de un lado para otro. Corro hacia ella, la persigo y consigo atraparla. Ya está en mis manos, ya la tengo controlada, y sólo tengo que echarla afuera una vez más.

Pero no es suficiente, porque me doy la vuelta y ya hay otra, otra maldita cucaracha. Voy hacia ella, como hice con la otra, la atrapo y la vuelvo a lanzar a la calle.

Aunque da igual, no importa cuantas eche, porque siempre vuelven a entrar. Son siempre las mismas, y con el tiempo, se les unen más.

Por más que he tratado de acabar con ellas, lo único que he podido hacer es expulsarlas brevemente para evitar su ingrata compañía. Y es que por mucho que lo siga intentando, nunca podré librarme de ellas de una vez por todas; pues no son más que fragmentos de un pasado que siempre estuvo, está y estará atormentando mi alma.