Norma: PAO-UNIFICADO
* Revisado el 09/10/2025
Marditah curianah
I güerbo a ahcuxallo. Ese sonío que retumba n’er texo. Esah pisáh de diminutah patitah sobre mi cabeza.
La beo, aí ehtá, apaeziendo dun recobo, correteando dun lao pa otro. Me lanzo pa eya i consigo d’atrapalla. Ya’htá en mih manoh, ya la tengo controlá. Namáh tengo qu’exalla p’ajuera una beh mah.
Pero no’h sufiziente, porque me doi la güerta i ya ai otra, otra mardita curiana. Encomienza la persecuzión, l’atrapo i, como jize cola otra, la reboleo p’ajuera, lejoh d’aquí.
Aunasín, da iguâ. No importa cuantah bezeh lah exe porque siempre güerben a entrâ. Son siempre lah mihmah. Anque con er tiempo apaeze arguna nueba.
Por mah qu’e percurao d’acabâ con eyah, lo único qu’e poío jazê a sío ehpaxallah por un ihtante pa ebitâ su molehta compañía. I eh que por munxo que lo siga intentando, nunca podré librarme d’eyah duna beh por toah; poh no son mah que peazitoh dun pasao que siempre ehtubo, ehtá i ehtará atormentando a mi arma.
Norma: PAO
Marditah curianah
I güerbo a ahcuxallo. Eze zonío que retumba n’er texo. Ezah pizáh de diminutah patitah zobre mi cabeza.
La beo, aí ehtá, apaeziendo dun recobo, correteando dun lao pa otro. Me lanzo pa eya i conzigo d’atrapalla. Ya’htá en mih manoh, ya la tengo controlá. Namáh tengo qu’exalla p’ahuera una beh mah.
Pero no’h zufiziente, porque me doi la güerta i ya ai otra, otra mardita curiana. Encomienza la perzecuzión, l’atrapo i, como hize cola otra, la reboleo p’ahuera, lehoh d’aquí.
Aunasín, da iguá. No importa cuantah bezeh lah exe porque ziempre güerben a entrá. Zon ziempre lah mihmah. Anque con er tiempo apaeze arguna nueba.
Por mah qu’e percurao d’acabá con eyah, lo único qu’e poío hazé a zío ehpaxallah por un ihtante pa ebitá zu molehta compañía. I eh que por munxo que lo ziga intentando, nunca podré librarme d’eyah duna beh por toah; poh no zon mah que peazitoh dun pazao que ziempre ehtubo, ehtá i ehtará atormentando mi a arma.
Idioma: Castellano
Malditas cucarachas
Y vuelvo a escucharlo. Ese sonido que retumba en el techo. Esas pisadas de diminutas patas sobre mi cabeza.
La veo, ahí está, apareciendo de un recoveco, correteando de un lado para otro. Me lanzo hacia ella y consigo atraparla. Ya está en mis manos, ya la tengo controlada. Sólo tengo que echarla afuera una vez más.
Pero no es suficiente, porque me doy la vuelta y ya hay otra, otra maldita cucaracha. Comienza la persecución, la atrapo y, como hice con la otra, la arrojo por los aires afuera, lejos de aquí.
Sin embargo, da igual. No importa cuantas veces las eche porque siempre vuelven a entrar. Son siempre las mismas. Aunque con el tiempo aparece alguna nueva.
Por más que he procurado acabar con ellas, lo único que he podido hacer ha sido expulsarlas brevemente para evitar su ingrata compañía. Y es que por mucho que lo siga intentando, nunca podré librarme de ellas de una vez por todas; pues no son más que fragmentos de un pasado que siempre estuvo, está y estará atormentando mi a alma.
